viernes, 11 de mayo de 2012

Aromas de antaño: Emeraude de Coty


(Foto sacada de Rosalinda, abril 1942)


François Spoturno, bajo el apellido de Coty,  creó un imperio del aroma que en 1925 ya tenía a 36 millones de mujeres en el mundo usando sus productos. A juzgar por los anuncios de las revistas, las Latinas de Ayer conocían y compraban esa trilogía sagrada de compuesta por L’Origan, L’Aimant y Emeraude que llevo puesto en este momento. Hoy en día, aunque la perfumería de Coty sigue produciendo fragancias famosas, Emeraude, ese evocador perfume no es ni tan conocido ni tan fácil de adquirir como lo era para las Latinas de Ayer.


(Foto sacada de Familia de agosto, 1939)

En mi último cumpleaños  mi hermano me mandó un frasco gigante de Emeraude que encontró en Amazon.com. Aunque hacía más de treinta años que no lo olía, al abrir la botella mi cerebro y olfato fueron invadidos por un aroma de recuerdos más evocadores que la madeleine de Proust. Desde entonces lo estoy usando con la misma constancia con la que lo usé en mis últimos años de secundaria. Es una suerte que Emeraude siga existiendo en el mercado Anglo (en Chile no lo he podido encontrar ni en Viña, Valparaíso ni Santiago) porque es un perfume cercano a la perfección y que recomiendo para mujeres “de cierta edad”.
(Foto sacada de Amazon.com)


Mi primer encuentro con Coty, sin embargo, fue en mi adolescencia. Superada la etapa de la Lavanda Atkinson, estuve un tiempo sin saber que aroma usar. Mi madre era muy territorial con sus perfumes así que no había ninguna oportunidad de probar su Chanel o su Miss Dior. Lo poco que ganaba a los 15 años yo lo gastaba en cigarrillos y novelas, así es que fue ella misma (después que me encontró echándome el Paco Rabanne de mi hermano) quien decidió que yo ya tenía edad para tener una fragancia personal. Como la iba a pagar ella, decidió comenzar a probar lo que ofrecía la farmacia de la esquina.


En las estanterías encontró perfumes   deportivos (Charlie de Revlon) o muy atrevidos (Chloe) que no iban con mi personalidad de ratón de biblioteca. Entonces se decidió por Coty que, yo no sabia entonces, era una casa antigua y respetable. Lo que si me di cuenta es que Coty era una perfumería prolífica y estuve meses experimentando con diversas fragancias aunque a muchas de ellas las tilde de “tufos”. Mi olfato era muy delicado y mi PH errático así que el proceso de experimentar y descartar se convirtió en un evento mensual.


Descubrí que Wild Musk olía a zorrillo, Jungle Gardenia a cualquier cosa menos a gardenia y  se me metió en la cabeza que L’Origan tenía notas altas de orégano. “No voy a oler a spaghetti “ me dije. L’Aimant, en eso concordé con mi madre, olía a "pachuli barato”  con toques de fruta podrida y,  desgraciadamente, el exquisito aroma de Muguet de Bois al tocar mi piel adquiría la fragancia de grasa de pollo.

(Foto sacada de Eva de marzo, 1925)


Finalmente, me quede con Emeraude que venia en botellitas pequeñas y tenía color verde chartreuse  (en francés “Emeraude” significa “esmeralda”). Creo que fue el color (azul y verde son mis colores favoritos) y la seguridad de que nunca encontraría el perfume adecuado los que influyeron en mi elección. En realidad no estaba contenta. Sin apestar como L’Origan, Emeraude en mi piel se tornaba un olor  fuerte y extemporáneo como si fuera de otra persona. Además al final del día, olía a talco combinado con transpiración casi tan  inconveniente como el olor de orín gatuno (En esa época teníamos seis gatos que solían, más por descuido que por maldad, orinarse en nuestra ropa).

(Foto sacada de Para Ti de septiembre, 1946)


Pero a los diecisiete años me llegó una epifanía. Me enamoré por primera vez y de pronto Emeraude me ayudó a tener el aura glamorosa y adulta que yo deseaba proyectar. Descubrí que el olor se podía amainar y refrescar a base de usar menos y aplicármelo varias veces al día. Mi affaire con Emeraude duró lo mismo que mi romance. La noche de mi graduación, la última vez que vi al hombre de marras, fue también la última vez  que usé Emeraude.

(Foto sacada de La Familia de mayo, 1943)



















Con los años, volví a probar suerte con otros productos Coty como L’effleur y Vainilla Fields, pero nunca más use Emeraude.  Finalmente, en el Siglo XXI  y como, parte del proceso de  aceptar mi edad me embarqué una búsqueda del perfume adecuado. Tras varios experimentos desastrosos con fragancias modernas, opté por lo antiguo. Fue así que en mi investigación descubrí que Emeraude había sido creado  en 1921 cuando Coty ya era una firma importante. Fue creado como una alternativa más económica al Shalimar, perfume de moda de aquel entonces. Al no encontrarlo en Chile, solicité la ayuda de mi hermano que vive en USA y así fue como Emeraude y yo nos reencontramos.
(Foto sacada de Para Ti de febrero, 1945)


Aunque al quitarle la tapa blanca a  la botella los recuerdos invadieron mi nariz, no ocurrió lo mismo cuando  apliqué perfume en  las muñecas.  Toda esa audacia insolente que me había perturbado de joven había desaparecido reemplazada ahora en mi nuevo PH con un aroma a sensualidad dotada del nivel exacto de dulzura. Es tiene que ver con las notas de jazmín y azahar que son los principales ingredientes de Emeraude. Esas notas le aporta una esencia cálida y verde, pero también un olor misterioso y elegante a saché de baúl antiguo.

Hace unos años viví en una casa rodeada de naranjos y mi madre cultivaba jazmín de España en macetas. Yo secaba los azahares y las flores de jazmín en bolsas de papel agregándole vainitas de vainilla para luego fabricar saches atesanales. Esa es la impresión que siento ahora al usar Emeraude, llevar un saché en la ropa, un olor que perdura sin molestar.
(Foto sacada de Margarita de diciembre, 1945)



Hoy en día se puede comprar Emeraude vía Internet en varios sitios: Amazon.com; E-Bay, fragrance.net; compraperfumebarato.com y otros. Me imagino que algunas perfumerías lo seguirán vendiendo. Emeraude es un perfume que sin ser caro tiene un poder que trasciende el tiempo.  

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